Fue un gran avance, el tema de poder contar con la posibilidad de hacer varias fotos sin tener que estar cambiando el negativo. El principal precursor de tal avance fue el americano George Eastman. No te suena? ajá; y Kodak? ya lo sabía! Efectivamente, este señor sacó allá por el 1.888 un aparato que traía el rollo incluido, bajo el lema "usted apriete el botón, que nosotros hacemos el resto!" el truco? que para revelar las fotos habías de entregar la cámara entera, ya que el rollo era parte de la misma! Te la devolvían con las fotos reveladas y rollo nuevo dentro, pero era algo carísimo; así como 25$ comprar la cámara y 10$ el revelar y recargar el rollo.
Se continuó evolucionando hasta lograr sacar al mercado la película "envasada" en rollos, lo cual facilitaba mucho su uso. Los tamaños más normales de estos rollos (del negativo) eran de 6x6 cm, 6x9 cm, 4,5x6 cm o 4x6,5. De este salto técnico se aprovecharon posteriormente los hermanos Lumière y otros padres del cine.
Para contar el número de fotos o saber en qué parte del rollo se estaba, las cámaras solían poseer una mirilla circular, en su parte trasera, cubierta de vidrio o plástico rojo, o incluso una pequeña tapa móvil a través de la cual se podía ver el número del negativo impreso en la parte trasera (no fotosensible) del rollo. Algunas cámaras incluso permitían el uso de varios formatos distintos de rollo.
Técnicamente eran iguales que sus "competidoras" de placas, y a veces incluso había un modelo disponible para cada. La diferencia era que una iba con caja para placas y la otra con receptáculo para rollo (que se pasaba girando a mano una rueda o palometa al final del eje del rollo). Incluso había acoples para poder usar rollo en cámaras de placas.
Algunas son auténticas bellezas, sobre todo precisamente las de Kodak, que no es que fueran imprescindiblemente las mejores técnicamente, pero su atención al detalle las daba un toque único, como podréis ver.
Más o menos tras la Segunda Guerra Mundial se siguieron produciendo cámaras plegables de fuelle y rollo (rollo clásico, del tipo “120” o “127”, por ejemplo) aunque ya estaban empezando a comerles mucho terreno las cámaras del mismo tipo pero de “pequeño formato”, o sea, las del carrete fotográfico de 24x36mm tal y como los conoces casi hoy en día (y que a punto están de desaparecer también tras el desembarco de la fotografía digital).
El qué cámara es de antes y después de la guerra se puede distinguir normalmente bastante bien a simple vista, pues las últimas son las más modernas, que los de mi quinta (de 1973 soy yo ^^) y anteriores aún podréis considerar como “normales”. Estas cámaras ya venían con su buscador óptico y su botón disparador intregrado en la parte superior de la máquina y no ya en el objetivo (normalmente) a la vez que el típico pie para el flash, que ya empezaba a ponerse de uso entonces, aunque el contacto del mismo aún no estuviera integrado en dicho pie, sino en alguna parde de la cámara (incluso del objetivo) a la que había que “enchufar” el flash por medio de un cable.
Los tratamientos antireflejos de las lentes (imprescindibles para la entonces incipiente fotografía en color) son principalmente una técnica de postguerra.
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